Viendo
mi análisis del tercer partido, entenderéis lo raro que se me hace estar
haciendo esta crónica. Ni pensaba hacer una del quinto partido, y mucho menos
con este resultado. Pero después del tercero algo cambio, y con ello, el rumbo
de la final.
De
lo que más me quejaba, la mala defensa del Barcelona, y la falta de adaptación
de Xavi Pascual, se tornaron en una defensa que ahogó al Madrid, y unos cambios
tácticos por parte del entrenador azulgrana, que no tuvieron respuesta por
parte de Laso.
El
quinto partido empezó con los equipos echando el resto. Carroll y Navarro de
inicio. Ni especulaciones ni lesiones iban a influir. El Barça en una caja y
uno con Carroll. Defensa que en ningún momento supo el Madrid atacar. En el
comienzo de las posesiones se obcecaban en buscar al escolta americano, que
bien defendido no conseguía recibir. Esto se traducía en posesiones apurando
los segundos, buscando a los pívots en posiciones desfavorables. Y es que la
defensa de los pívots del Barça crecía por momentos cuando solo se tenían que enfrentar
a su par, sin tener que preocuparse de bloqueos ni bases que les encaraban.
Ahí
llegaba el primer fallo de Laso. Seguía dejando al equipo en manos de Llull,
que si no destaca en la dirección, menos en la lectura de defensas. Pocas veces
se veía a los madridistas ocupar el centro de la zona, y cuando lo hacían era
para mover el balón hacia fuera, sin amagar siquiera atacar canasta.
En
estas el Barcelona debería haberse despegado en el marcador, pero más factores
aparecían en el partido. Navarro y Lorbek no estaban afortunados. El primero,
sin físico para seguir a Carroll en una defensa asfixiante, cometía dos faltas
en minuto y medio. El segundo, entraba mucho menos en juego de lo habitual y
cuando lo hacía, no tenía acierto.
Siempre
del lado azulgrana, pero las ventajas iban y venían, sustentadas en dos
hombres. Un Vázquez irreconocible y un ya habitual Sergio Rodriguez.
Vázquez
tardó, pero al final se dio cuenta del rol que tenía que adoptar con la baja de
Ndong. Sus 10 puntos y 6 rebotes en la primera parte lo demuestran. Y en
defensa era el muro que su equipo necesitaba. No solo se notaba en los tapones.
Ver algunos tiros madridistas, ya hacía indicar la presencia del gallego.
Algunos de ellos ni tocaban el aro.
Por
su parte Sergio Rodriguez alteraba el ritmo como es habitual en él, pero
sobretodo, ponía en mas aprietos a la defensa rival, con sus penetraciones y
cortes bajo canasta que desajustaban los marcajes de los pívots.
8-0
y 0-8 de parcial estando uno u otro en pista. A Vázquez le daba descanso Ndong,
pero no más de dos minutos, pues físicamente se le veía que no podía dar más. A
Sergio Rodriguez se lo daba Laso.
Las
variantes tácticas creadas por Pascual, solo fueron respondidas por Laso, con
el paso a defensa en zona cuando el Barcelona apuraba los ataques. Es una
variante que de verdad me gustó mucho, y que descolocaba a los azulgranas
cuando se disponían a jugar abiertos, pero que no era suficiente para decantar
un partido.
Además
de la defensa, otro detalle inclinó la balanza. La ventaja en los desajustes,
cambio de bando. La defensa planteada por Pascual, quitaba protagonismo a los
exteriores del Madrid que habían dirigido los anteriores partidos. En ataque,
el jugar con 2 cuatros en muchas fases, descolocaba a Tomic y Begic, que
desaparecieron en los dos últimos encuentros.
Rentas
de entre 7 y 9 puntos fueron la tónica de la segunda parte, dominada también
por Fran Vázquez. Además se le unió Mickeal, y un Wallace desconocido en los dos
últimos partidos. Cuando al final, el Madrid parecía que se podía acercar, el
duelo Lorbek-Mirotic, fue claramente para el esloveno que emergió en los
momentos en que más le necesitaron.
A
pesar del último apretón, el partido y el título fueron para el Barcelona, algo
inimaginable tras la derrota por 26 puntos del tercer partido.
Esto
fue el partido, pero hay que hablar del momento en el que cambió el rumbo de la
final. El tercer partido.
Una
derrota por 26 puntos puede ser demoledora, como también lo puede ser perder un
partido con un triple en el último segundo. Se ha demostrado que también puede
ser un motivo de reacción.
Ese
tercer partido fue el que hizo reaccionar a Pascual. Y cómo despertó.
Con
los palos que le he dado, ahora tengo que pedir perdón, y reconocerle lo que
anteriormente le había quitado. Su poder de adaptación y de motivación
psicológica.
Está
claro que con una derrota de tal calibre, el trabajo psicológico con los
jugadores tiene que ser muy duro. Unos jugadores que ven a sus referentes
lesionados, y la táctica de su entrenador, que les había servido durante todo
el año, desmontada como si nada.
En
el momento que se les vio salir en el cuarto partido, quedó claro que ese
trabajo se había hecho muy bien. Y creo
que ese saber reponerse, tenía mucho que ver con la adaptación que habían visto
en su entrenador.
Pascual
parece que se dio cuenta que lo habitual no servía, y un entrenador que no se
siente nada cómodo con la defensa zonal, optó por ella, dejando atrás su
rigidez y pensando en lo mejor en ese momento. Demostró que es capaz de
analizar los partidos y los equipos, y aprovechar las muchas virtudes de su
plantilla.
Con
la defensa dominada, y los partidos a un tanteo más bajo, quedaba retocar el
ataque. Y aunque se ha hablado poco de ello, creo que también fue un cambio
decisivo. En parte se sustentaba en la defensa, pero cómo dio un vuelco a los
desajustes que el Madrid tenía en defensa, es digno de mención. Los mismos
jugadores que en partidos anteriores se veían desbordados por los blancos,
ahora se veían dominadores. Mickeal, Wallace, Ingles, Vázquez… Se veían jugando
contra niños. Lorbek ya lo llevaba haciendo todo el año.
Laso
no tuvo respuesta. Lo que habían sido partidos de cara, cambiaron por ir a
remolque, y como ya dije en su día, no supo cambiar de marcha. Todo le pilló de
improviso.
Al
Cesar lo que es del Cesar, y en este caso he de reconocer que Pascual ha ganado
una liga. Con lo difícil y gratificante que es decir que lo ha ganado un
entrenador.
Felicidades
al Barça. Y que lo disfruten, por lo menos, hasta que tengan que empezar a
pensar en la próxima temporada.
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